No sin tu muerte muero por nuestras vidas y sollozo mal las melodías de tu hambre voraz, diablo de Sol y Luna; sin pausa fijas tu mirada en el lecho de mis días, me atormentas a paso
mudo. No hay luz en las murallas de tus labios y en las noches de frío ártico me gritas fuego y retumban las madrigueras de la humanidad mil veces por cada chispa de vida que me matas al acariciar la escarcha que tus latidos agrietan.
Y mientras me miras te miro yo,
en piedra y hueso, sin rencores
que muerdan nuestros sentidos
inmortales.
mudo. No hay luz en las murallas de tus labios y en las noches de frío ártico me gritas fuego y retumban las madrigueras de la humanidad mil veces por cada chispa de vida que me matas al acariciar la escarcha que tus latidos agrietan.
en piedra y hueso, sin rencores
que muerdan nuestros sentidos
inmortales.